Soy una convencida de ello desde hace muchos años. Mis experiencias y la manera en que, con mayor conciencia, he decidido vivir, como emprendedora y aprendiz permanente, tanto en lo profesional como en lo personal, me han enseñado que cada día, e incluso en porciones más pequeñas del tiempo, es válido volver a empezar. Tener nuevos comienzos, tantas veces como lo decidamos o sea necesario hacerlo.
Hace cinco años, en enero de 2020, tomé una de las decisiones más trascendentales de mi vida profesional y personal: renuncié a un trabajo que disfrutaba, en el que era competente y donde estaba rodeada de amigos y profesionales de quienes aprendía y con quienes disfrutaba mi labor. Era un trabajo bien remunerado que me brindaba estabilidad económica y, con ello, tranquilidad para mí y mi familia. Además, la empresa en la que trabajaba había sido mi hogar profesional durante los últimos 15 años, el lugar donde crecí y me formé.
Esa decisión no fue repentina. Durante meses había anhelado hacer cambios, explorar nuevos caminos profesionales, además anhelaba pasar más tiempo con mi hija, quien en ese momento tenía dos años, y vivir de cerca sus procesos. Como suele suceder con aquello que nace desde lo más profundo de nuestro ser, la vida se encargó de poner frente a mí situaciones, personas, conversaciones y lecturas que respondían a mis dudas y miedos.
Poco antes de tomar la decisión, tuve mi punto de inflexión. Atravesé lo que muchos terapeutas llaman "la noche oscura del alma". Sentí un vacío profundo y una incomodidad que me exigían actuar, alzar la mano, hablar, decidir… Y así fue como renuncié a lo conocido, lo estable, lo “cómodo”, para salir a un mundo que hasta entonces solo conocía a través de las historias de otros. Dejé las autopistas profesionales que otros habían construido antes que yo y decidí abrir mi propio camino, buscando coequiperos con quienes aprender y darme la oportunidad de empezar una y otra vez.
Hoy, al mirar atrás, veo el recorrido de estos años, los proyectos que he soñado con la intensidad que solo los emprendedores conocemos, el trabajo y las recompensas que van más allá de lo económico (que, dicho sea de paso, ha sido uno de los grandes desafíos). Pero, sobre todo, repaso las personas con las que he coincidido y las múltiples veces en las que me he permitido nuevos comienzos. También he visto a muchas personas a mi alrededor atreverse a empezar de nuevo.
Un recordatorio para quien lo necesite
Como dice Peter Drucker: "La mejor manera de predecir el futuro es creándolo". No temas a los nuevos comienzos. Cada uno de ellos es una puerta abierta a posibilidades que aún no conoces, pero que pueden llevarte a descubrir una versión más auténtica y plena de ti mismo.
¿Qué es eso que llevas tiempo queriendo cambiar? Tal vez hoy sea el día perfecto para dar el primer paso.
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