¿Qué piensas cuando ves o escuchas la palabra “transformación”? Seguramente la relacionas con sus primas influencers: “reinvención” y “renovación” que durante este año obtuvieron mil seguidores nuevos. Si bien no son sinónimos, estos conceptos se han convertido, durante este año, en elementos complementarios y esenciales para la gestión, no solo de las organizaciones, también del desarrollo individual de las personas, ya que una palabra tan simple y cotidiana como “transformar” puede tener un gran significado y aplicabilidad en el complicado arte de vivir.
“Transformar” nos habla de un cambio de forma o sentido de la materia, de un concepto, un proceso o también, del pensamiento (entre muchas otras cosas). Los seres humanos no somos extraños a ese tipo cambios, solo analicemos; nuestro cuerpo atraviesa cambios sustanciales, y muy necesarios, desde el momento en que nacemos hasta nuestra adultez; social y económicamente, con el paso del tiempo, las dinámicas cambian; las herramientas y las labores de la vida humana también evolucionan; y claro, nuestros conocimientos también se transforman. Con este último ejemplo comenzamos la parte realmente emocionante de este artículo: ¿Cuál es la relación de la “transformación” con el “aprendizaje”? No son primos, pero sí están muy unidos.
El aprendizaje, es algo totalmente moldeable para cada persona o situación, eso lo hemos discutido en algunos artículos anteriores; más allá de eso, tiene un rol importante en los cambios humanos, sociales, culturales y económicos; el aprendizaje es es la gasolina para todo proceso de transformación. Mirémoslo de esta manera: el ser humano es curioso por naturaleza, por eso constantemente busca novedades, sea de información o de experiencias, digamos que siempre busca una aventura; esta vivencia lo lleva a recolectar información esencial, que él almacena para un momento posterior, es decir: aprendió algo y transformó los conocimientos que ya tenía. Cuando este ser humano aplica ese conocimiento recientemente adquirido, lo está transformando en acciones que a su vez generan un impacto (sí, una transformación a una situación) en su comunidad cercana o a nivel individual. Pero aquí no termina el cuento, este impacto produce nuevos aprendizajes que genera una sed de nuevas aventuras, y así vuelve a comenzar el recorrido. Este es el Ciclo Infinito del aprendizaje y la transformación.
Este ciclo es una demostración de cuán importante es el aprendizaje ante los retos sociales u organizacionales a los que nos enfrentamos diariamente. No solo hablamos sobre cómo la persona nutre su cerebro y almacena más conocimientos basados en su experiencia; nos referimos a cómo estos conocimientos, llevados a la acción, pueden generar soluciones innovadoras, creativas y claro, transformadoras a nivel de comunidad. Allí radica el verdadero significado de aprender para transformar.
En síntesis, cada aventura es un proceso que empieza con la búsqueda de aprendizaje, que da como resultado una transformación; la cual genera un nuevo aprendizaje, y así, una nueva aventura nos espera.
Hablando de transformaciones...
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