No hay actividad que el ser humano realice sin tener una motivación para hacerla. Según la RAE, la motivación es el “conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona”. Esta gira entorno a otros estados anímicos del ser humano como la felicidad, el estrés o la tristeza y se evidencia en cómo nos enfrentamos a las diferentes tareas y ámbitos de nuestras vidas, pues es la motivación la que determina nuestro comportamiento y desempeño en el campo laboral, nuestros pensamientos a nivel intrapersonal, nuestro desempeño en el deporte, nuestra conducta con amigos y familiares, y claro, nuestra capacidad y disposición para aprender cosas nuevas.
¿Qué debemos tener en cuenta sobre la motivación para los procesos de aprendizaje organizacional?
Pues bien, existen 3 niveles de motivación en el ser humano, que responden a diferentes situaciones y objetivos, los cuales debemos tener en cuenta para saber a cuál le apuntaremos con nuestro proceso de aprendizaje. Estos 3 niveles son:
Nivel 1 – Motivación de supervivencia: atienden a un momento de necesidad específica, es decir, necesitamos adquirir el conocimiento en ese mismo momento, ¡ya es ya!
Nivel 2 – Motivación extrínseca: usualmente es la que requerimos para los procesos virtuales empresariales, en este nivel el colaborador se motiva por lo que alguien más pueda dar, usualmente estos están más pendientes del premio que del aprendizaje y funciona en tareas muy rutinarias.
Nivel 3 – Motivación intrínseca: es cuando el colaborador decide qué aprender y cuándo lo quiere hacer.
Según estos niveles, desde las áreas de formación y con el apoyo de una buena gestión de comunicación y humana en los procesos, podemos determinar estrategias para que estos respondan a la motivación que identificamos a partir de la necesitad que tratamos de suplir.
Aunque lo ideal sería contar con procesos marcados por el nivel 3, que los colaboradores mismos estén motivados para buscar el aprendizaje, sabemos que el nivel 2 es el más común para la gestión del conocimiento a nivel empresarial, por esto, lo más efectivo es contar con un plan que canalice las motivaciones de la forma correcta según la cultura organizacional y permita agregar a esa cultura, un componente en el que el aprendizaje sea el eje central del mejoramiento continuo de cada área y de la estrategia global de la organización.