En el mundo empresarial de hoy las expectativas son cada vez más altas cuando se trata de exigir resultados en el corto plazo, esto ha hecho que los procesos de entrenamiento y formación de empleados deban acelerarse para poder asimilar todos estos cambios. De igual forma, la ciencia ha avanzado significativamente en el estudio del cerebro y en la forma en la que este aprende cosas nuevas que pueda aplicar posteriormente.
Estos dos aspectos, nos llevan a preguntarnos, ¿cuál es el futuro de las métricas del aprendizaje?
Para entender en más detalle el impacto del acelerado ritmo empresarial en los procesos de aprendizaje, es necesario entender que existe una desconexión entre lo que las empresas quieren y lo que los empleados esperan, esta separación ocasiona que el aprendizaje no sea efectivo.
Las empresas esperan que la formación apunte a adquirir habilidades que impacten resultados, empleados más comprometidos y poder encontrar la forma de conectarse con ellos de forma eficiente.
Por otra parte, el 90% de las personas buscan que la formación sea divertida e interesante, el 91% quieren que sea lo más personalizada y útil posible y el 89% quieren poder acceder a estos procesos en cualquier momento.
Esta situación hace que el método tradicional de capacitar y entrenar empleados no sea tan efectivo porque se ha convertido en una obligación y, por ende, un requisito más que se debe cumplir.
Por otro lado, la ciencia ha avanzado significativamente en el estudio del cerebro y la forma en la que este aprende. Dentro de los principales hallazgos se encuentra:
Al exponer una persona a una idea 3 veces durante 30 días se genera que la retención aumente hasta en un 90 %. Por ende, la repetición es clave en el proceso de aprendizaje cuando se tienen puntos críticos que aprender.
Preguntar por información específica de forma repetida hace que la persona recuerde y obtenga mejor aprendizaje.
La medición de la relación entre la confianza en lo que se sabe y el conocimiento, puede tener un gran impacto en el aprendizaje ya que esta confianza puede aumentar entre un 15 – 20 % el aprendizaje. Esto se debe a que los empleados deben sentirse seguros y empoderados del conocimiento que han adquirido.
De acuerdo con esto, el reto empresarial está en hacer el vínculo entre los procesos de aprendizaje y las tareas específicas del empleado, de esta manera se puede impactar positivamente con lo aprendido. Si las empresas logran hacer este enlace, las personas estarán más motivadas a involucrarse de forma más activa en los procesos de formación.
En conclusión, para poder medir el aprendizaje existen tres puntos clave:
El conocimiento individual.
La medición de la relación entre la confianza en lo que se sabe y el conocimiento.
La aplicación del conocimiento.
El resultado de los procesos de aprendizaje es la manera en la que el aprendizaje impacta en el desempeño de las personas.
¿Está tu empresa llevando a cabo procesos de aprendizaje efectivos y motivantes para sus empleados o estos lo están percibiendo como un requisito más que deben cumplir?